Cuando planteamos el programa de necesidades para este proyecto, estábamos inmersos en la pandemia, con la incertidumbre que ello suponía para el sector hostelero. Esta situación nos impulsó a crear un espacio sobre todo divertido y dinámico con la intención de transmitir optimismo y alegría.
Partiendo de referencias gráficas y de color de los años 80, diseñamos un espacio inundado por una gama cromática muy cálida: amarillos, rojos y naranjas bañan el local a través de sus ventanales. La imagen de la fachada es muy gráfica y con el uso del color se busca crear un punto de atención y efecto llamada que resalte en un edificio de corte clásico. Gran parte del mobiliario se ha diseñado y fabricado a medida para el proyecto y al hacerlo hemos equilibrado el uso de la madera con el metal de las sillas y los taburetes. La iluminación juega un papel fundamental: las luminarias de suspensión crean formas con el propio cableado para transmitir así dinamismo al espacio.
